La conducción segura no depende únicamente del estado del vehículo o del cumplimiento de las normas de tránsito. El estado físico y emocional del conductor juega un papel fundamental en la prevención de accidentes. En Argentina, donde los siniestros viales son una de las principales causas de muerte no natural, entender cómo la fatiga y el estrés afectan la conducción es clave para mejorar la seguridad en las rutas y calles.
¿Qué es la fatiga al volante?
La fatiga es una disminución del rendimiento físico y mental provocada por el cansancio, la falta de sueño o jornadas prolongadas de actividad. Lo peligroso de la fatiga es que puede provocar somnolencia, errores en las maniobras y disminución de los reflejos en el conductor. Debido a la falta de concentración y a la mala percepción del entorno, quien conduce un vehículo puede tomar malas decisiones haciendo movimientos inesperados para los otros conductores.
Otra de las consecuencias de la fatiga son los llamados “microsueños”. Se trata de episodios involuntarios que se suceden cuando por fatiga o falta de sueño afectando al cerebro por períodos muy cortos de 1 a 10 segundos. Durante los microsueños el conductor pierde la conciencia al igual que los reflejos. El cerebro ingresa en un estado de reposo pero la persona no es consciente de ello hasta que “despierta” sorpresivamente.
Generalmente, se manifiesta a través de bostezos, movimientos bruscos y la sensación de “tener los párpados pesados”. El efecto inmediato es la ralentización de los tiempos de reacción, cuando el conductor vuelve a tomar conciencia por efecto de la sorpresa, puede realizar maniobras bruscas, provocando accidentes de tránsito.
Según estudios de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), conducir con fatiga puede ser tan peligroso como hacerlo bajo los efectos del alcohol. De hecho, más del 20% de los accidentes fatales están relacionados con el cansancio extremo.
¿Cómo afecta la fatiga en la conducción?
– Reducción de la atención.
– Tiempo de reacción más lento.
– Dificultad para mantener el carril.
– Micro sueños (breves lapsos de inconsciencia).
El estrés como enemigo silencioso
La conducción requiere atención sostenida, coordinación motora y toma de decisiones rápidas. El estrés es una respuesta emocional ante situaciones de presión, ansiedad o frustración. Un conductor estresado al volante provoca reacciones agresivas, compulsivas y al tiempo disminuye su concentración lo que puede generar la ocurrencia de accidentes de tránsito.
Entre las causas más frecuentes de estrés podemos mencionar a la mala gestión del tiempo, problemas personales o laborales y el mal descanso. Si a esto le sumamos conducir con un vehículo que se encuentra en mal estado las posibilidades de que ocurra un siniestro, son aún mayores.
Por eso, es importante saber cuáles son las consecuencias de conducir cuando el cerebro está fatigado o estresado:
– Se reduce la capacidad de anticipar maniobras peligrosas.
– Se pierde la noción del entorno (otros vehículos, peatones, señales).
– Se incrementa el riesgo de colisiones frontales, salidas de carril y atropellos.
Incluso en trayectos cortos, el estrés puede provocar reacciones desproporcionadas, como frenar bruscamente, insultar a otros conductores o realizar maniobras temerarias. Un conductor estresado tiende a sobrevalorar sus habilidades y subestimar los riesgos, lo que aumenta la probabilidad de siniestros. De la misma manera, aumenta las posibilidades de cometer infracciones o tener distracciones mentales que afecten la conducción.
Prestar atención a las señales de alerta
La Ley Nacional de Tránsito N.º 24.449 establece que todo conductor debe estar en condiciones físicas y psíquicas aptas para manejar. En caso de accidente, si se demuestra que el conductor estaba fatigado o alterado emocionalmente, puede enfrentar sanciones civiles y penales. Además, las aseguradoras pueden rechazar la cobertura si se comprueba negligencia por parte del conductor.
Es fundamental reconocer los síntomas antes de que sea demasiado tarde.
Fatiga:
– Parpadeo constante
– Cabeceo o dificultad para mantener los ojos abiertos
– Sensación de pesadez en el cuerpo
– Pérdida de noción del tiempo o del trayecto
Estrés:
– Irritabilidad
– Tensión muscular
– Pensamientos acelerados
– Impaciencia ante el tráfico
Si experimentás alguno de estos síntomas, lo más recomendable es detenerse y dejar de conducir. Lo recomendable es descansar, tomar un café o postergar el viaje, ya que nuestro cerebro no cuenta con la lucidez necesaria y podés provocar accidentes de tránsito.
Tomando los datos de distintos estudios realizados sobre los accidentes de tránsito en Argentina, se registra un gran porcentaje de conductores profesionales (camioneros, choferes de colectivos, repartidores) que son vulnerables a la fatiga por jornadas extensas y falta de descanso adecuado.
– En 2023, se registraron más de 4.000 muertes por accidentes de tránsito en el país.
– Las provincias con mayor siniestralidad incluyen Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
– El 60% de los accidentes ocurre en zonas urbanas, donde el estrés cotidiano es más intenso.
Consejos para prevenir accidentes por fatiga y estrés
La fatiga y el estrés no son simples molestias: son factores de riesgo reales que pueden convertir un trayecto cotidiano en una tragedia. Conducir es una actividad que exige responsabilidad, autocontrol y conciencia plena. Cuidar tu estado físico y emocional antes de tomar el volante es tan importante como revisar el motor o usar el cinturón de seguridad.
Por eso, te compartimos los siguientes consejos para prevenir accidentes por fatiga y estrés:
1. Dormir al menos 7 horas antes de conducir.
2. Evitar manejar por más de 2 horas sin pausas.
3. Hidratarse y comer liviano.
4. Escuchar música relajante, radio o podcasts para reducir la tensión.
5. Planificar el viaje de ruta para evitar sorpresas o demoras.
6. Si sentís que estás perdiendo el control emocional, lo mejor es detenerse.
Desde Estudio Geller y otras organizaciones comprometidas con la seguridad vial, promovemos campañas de concientización sobre los riesgos de conducir en estado de fatiga o estrés. La educación vial emocional es una herramienta poderosa para reducir siniestros y salvar vidas. Si necesitas nuestro asesoramiento legal, comunicate con nosotros:011-5246-5000.